¿A quién le interesa tener mi información?
Cuando se habla de privacidad o de proteger los datos personales, siempre aparece alguien con la misma frase:
“¿Quién va a querer mi información? Yo no tengo nada que esconder.”
Y es comprensible. Incluso comediantes e influencers han ridiculizado la preocupación por la privacidad digital, como si solo los paranoicos pensaran en estas cosas. Lo cierto es que ese pensamiento es peligroso y, sobre todo, ingenuo.
Yo mismo caí en él. Hace unos días intentaron robarme la cuenta de Telegram.
Y me hice la misma pregunta:
¿A quién le interesaría mi información?
La respuesta es más inquietante de lo que parece: a todos.
Vivimos en un mundo digital donde nuestros datos valen oro. Para entenderlo mejor, me gusta dividir a los interesados en tres grupos principales:
1. Los que quieren tu información "legalmente"
Aquí entran gigantes como:
- Redes sociales
- Plataformas de streaming
- Aplicaciones móviles
- Extensiones de navegador
- Motores de búsqueda
- Y en general, cualquier servicio “gratuito” que uses a diario
¿Y por qué quieren tus datos? Muy sencillo: para venderte publicidad.
Eso que parece magia —los anuncios que aparecen justo después de que mencionaste en voz alta que quieres unas zapatillas— no es coincidencia. Es negocio puro.
Tu comportamiento digital (lo que buscas, ves, escribes, escuchas, compras o incluso piensas en voz alta cerca del teléfono) es recolectado, analizado y empaquetado en perfiles que luego se venden a anunciantes. Estos pueden mostrarte publicidad en redes, apps, videos o sitios web, incluso aunque no sepas de dónde salió.
Un caso emblemático: en su momento una red social nos fascinó con la opción de etiquetar amigos en fotos, pero años después entendimos que lo que estaba haciendo era entrenar un sistema de reconocimiento facial usando nuestros rostros, gratis y sin que lo supiéramos.
2. Los que quieren tu información ilegalmente
Aquí hablamos de ciberdelincuentes, estafadores, hackers y redes organizadas.
¿Para qué querrían los datos de “alguien común”? Para mucho más de lo que imaginas:
- Robar tus credenciales y acceder a tu correo, redes o cuentas bancarias
- Realizar estafas a tus contactos haciéndose pasar por ti
- Secuestrar tus archivos (ransomware) y pedir un rescate
- Sacar pequeñas sumas de dinero, que sumadas a miles de víctimas representan millones
- Vender tus datos a otros delincuentes
Incluso si no caes directamente, es probable que tu información ya esté en algún “paquete de datos” a la venta en la dark web, gracias a alguna filtración o porque alguna app recopiló más de lo que debía.
Y ni hablar del spam. ¿Te has preguntado cómo consiguen tu número o correo? Hay empresas y personas que se dedican exclusivamente a recolectar y vender bases de datos. Ganancias pequeñas por cada venta... pero constantes.
3. Los curiosos: el chisme digital
Este grupo es más cotidiano, pero igual de invasivo. Estás en el bus, el metro o una sala de espera, revisando tus mensajes o redes... y sin darte cuenta, alguien te está mirando por encima del hombro.
Parece inofensivo, pero no lo es.
Compartimos en redes sociales todo: dónde estamos, qué comemos, con quién salimos, qué compramos... y cuándo no estamos en casa. Información que cualquiera, incluso un ladrón, podría usar para saber si vale la pena robarte.
¿De verdad confías tanto en todos los que te rodean?
Los únicos que no valoramos nuestros datos somos nosotros mismos. Pensamos que no valen nada, pero en realidad, son el nuevo petróleo digital. Empresas, gobiernos, hackers, estafadores, vendedores, desarrolladores de apps, anunciantes y hasta el curioso del bus… todos quieren saber más sobre ti.
Así que la próxima vez que pienses "yo no tengo nada que esconder", recuerda:
No se trata de esconder, se trata de proteger.
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